martes, 21 de mayo de 2019

CONEXIÓN DE-MENTE


Ambas madres habían crecido juntas y ese lazo jamás se cortaría, pero nada rotularía ésa relación hasta que la esculpieran a su forma con las vivencias compartidas.
Con el nacimiento de él llegaría después de un año y meses su compañero, muchos errores y aciertos de ambos en la vida serían parte uno del otro, hasta el último suspiro de vida.
Testigo de una historia que claramente me hace afirmar que los lazos emocionales no pasan por una arteria y que los sentimientos suelen burlarse de la genética que nos acierta.
Ambos comparten un pasado y a ninguno los quebró todavía lo que al otro sí, pero un consejo soluciona cualquier fisura, cualquier quebradura.
El mayor creció con la vida poniéndole presión y logra coleccionar éxitos y algunas derrotas, fanático del Rock & Roll, amante de los recitales y enamorado del Club Atlético Boca Juniors logra comprarse el polo opuesto del menor que es ignorante ante el fútbol, indiferente ante su gusto musical y desconectado de los recitales, con su rol de padre curtiéndole la piel y el coleccionista de superaciones personales constante, con trabas destrabadas y la cabeza a veces desequilibrada pero siempre sonriendo, siempre aprendiendo, siempre saliendo…
La vida los conectó eternamente, hoy ambos después de una vida compartida logran estar fuera de alguna pelea retorcida, cuando alguno sufre ninguno se convierte en juez, es hora de armar algo y buscar a la paz, ayudarse a conectar y una vez más, ambos logran leerse y eso es suficiente, es una conexión de-mente.
Tragan los errores, coleccionan las tardes de locura, escriben parte de su camino uno con el otro, desafiando a la vida y recordando los momentos cuando las redes no cantaminaban la infancia, en los que si el timbre sonaba era hora de salir a la calle e ir al kiosco a tomar una coca o quizás sólo se trataba de atravesar esa propiedad privada y disfrutar las tardes de skate con escasos y repentinos momentos de fútbol.
Se esfumó la inocencia tirando una bomba humo, quedó en el pasado pero latente en el presente comprando a veces recuerdos del pasado y sólo recordando.
Y llegó el momento de crecer, dejar atrás la niñez.
El mayor alcanzó algunos objetivos y sigue siendo el mismo, nunca perdió los estribos, se pierde entre recitales, emociones futbolísticas y la rutina tormentosa, el menor se convirtió en maestro y le regaló el titulo definitivo de "Tío", y sigue siendo igual de indiferente ante los gustos de él como cuando lo conoció por primera vez.
Hace 22 años coleccionan un libro de anécdotas bajo sus brazos, llenas de risas, llanto y emociones que los hicieron llegar al colapso, pero nada les ganó, hoy titulando su relación como primos logran mostrar que no hace falta tanto para seguir conectados, solo un poco de locura, un par de flashes neuronales y algún consejo alocado, desequilibrado, acertado pero siempre con la misma sonrisa de los cumpleaños archivados que de tanto en tanto, vuelven a recordalos.

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