Y llegó el momento
en que se paró frente a esa maniática que nunca imaginó que lo iba a acribillar
o hacer volar, por momentos tan neurótica y
por momentos tan tranquila.
En el camino con
ella, él se refugia en las personas que ama quizás va despedazando miedos
en el camino y hasta batalla a veces con los fantasmas, enamorado, amando cada segundo que ella lo va oxigenando.
Durante nuestra infancia jugaba con los límites de la demente, con ella en una mano y
su moto en la otra, reventaba la plaza esquivado las leyes, riéndose de las ilegalidades, creando momentos inolvidables.
Ella sufre daños
vivenciales le enseñó lo que es amar al punto de quebrar y respirar después que su cuerpo fue blanco de pólvora y esquivó a ésa retorcida que viene sin
previo aviso y con un final sellado desde antes del primer llanto, teniendo como resultado cicatrices corporales que ya no le importan tanto, hoy entiende que sin la lunática, la retorcida no existiría.
Intenta aprender
de una psicópata aunque este colmada de errores, quiere conocer esos estados de
ánimo y disposiciones emocionales que le presenta, sigue caminando como ella
quiere y como le gusta, aunque a veces la juzguen, es su maestra de aprendizaje. Respirando... siempre sonriendo o sufriendo de su mano, juró no soltarla desde el día que sintió que la retorcida se hizo presente, la volvió a recordar después de la cita en Parque Azul.
Y aunque a veces ella vista con una camisa de fuerza es la mejor coleccionista de experiencias que encontró, cegado a su lado, soñando una vez más, quemándose en felicidad y jugando con la
velocidad.
Hoy él camina por la
vida, convirtiéndose en guía del menor, de su compañero, con quien va a
ver envejecer a sus guías, aunque ellos no decidieran seguir juntos, aunque ya
no fueran más uno. Su espejo genético, nadie puede discutir eso, mismo tono de voz y
misma forma de caminar sin dejar de resaltar los valores que comparten con ésta
psicópata.
A veces le toca
llenarse incentivos, frases de auto-ayuda o algún diálogo buscado y enfrentarla
porque a veces esta sonriente y por momentos está jugando con la suerte,
poniendo piedras cada tres o cinco pasos, asaltando llantos o marcando momentos como los que él lleva tatuados, momentos que no pueden ser borrados.
Por momentos desaparecen
retratos que no pueden ser olvidados, como la primera vez que lo dejó alcanzar
algún éxito, a veces la neurótica los esconde cuando lo quiere ver
quebrado y enfrentado a ella, porque es así de lunática, le apasiona hacerle
vivir llantos, alegrías, pérdidas y bienvenidas.
Su locura aumenta cuando lo ve llegando a sus metas y le apasiona en esos momentos
ponerle piedras, esperando que las mueva por ella, le dé el paso y siga caminando a su lado estallando su región neocortical, con esas reacciones
emocionales a veces positivas como la alegría de ver a quienes
ama brillar y ahogados en felicidad, quizás ésos negativos que lo sorprenden
hoy aunque también tuvieron lugar en el pasado y que no puede borrarlos, porque
siguen doliendo tanto como ése primer balazo o aquel neutro que lo atraviesa
inesperadamente causándole una sonrisa sin aviso de llegada… ni de retirada.
Evolucionando con ella y adaptándose sigue caminando, sabiendo que no está cuerda y aunque a
veces no la entienda, gracias a ella sonríe, gracias a ella vive.
-LOCA MÍA, LOCA
VIDA, SIGAMOS CEGADOS POR TANTO BLANCO PERO NOS ESCAPEMOS UNA NOCHE A LA OTRA HABITACIÓN PARA VER ONCE ESTRELLAS AL SOL Y REÍRNOS CON VAN GOGH.