No voy a olvidar jamás esa fecha... cuatro de Junio cuando los conocí.
La mayor con diez
años, mi guía los primeros días, conociendo sus antecedentes, llegué a ella
de la forma que quizás me hubiera gustado que lleguen a mí, ella resultó tener
la misma originalidad que yo en muchas cosas. Sin embargo, con el pasar de los
días me di cuenta que su carácter era exactamente igual al que yo tenía a su
edad, amante de la rebeldía y nadando en contra de la vida sin reglas que la persigan, sólo las de ella misma. No importaba lo enfrenté de la forma que pude encontrar, ella a
veces despertaba de la peor forma, se había comprado mis malas caras de lunes a
viernes a las siete de la mañana, pero con los días las íbamos aniquilando, encontré el código
exacto, era hacerla sonreír con algún comentario inesperado y el mal humor
hacía un paso al costado, yo la amé y la voy a
amar siempre, puedo decirles que en su vida me voy a quedar, cómplice ante
todos mis errores las primeras semanas, contando su vida camino a la escuela y
regalándome abrazos que ambas necesitábamos, muchas veces me he sentado a su
lado, la he encontrado a escondidas llorando y la hablé como la hermana
menor que no tengo y logré fusilar los llantos.
Puedo firmar donde quieran que será una de las mujeres más
fuertes que habiten en mi futuro, con el corazón puro.
El del medio, mi bromista, fanático de las travesuras y espejo de papá, lo voy a repetir hasta morir. Me
mostró el don que tiene de sentir, algo que para mí es difícil, cada emoción
que vive la plasma en el momento que le está aniquilando el alma. Amante de las matemáticas y con la inteligencia que lo supera
siempre, sin embargo ambos nos hemos ahogado en complicidad, los caminos a la
escuela se volvían diferentes cada día pero no faltaba la alegría, siempre él despertaba rápido y al
momento de desayunar lo hacía con una sonrisa, admira los libros y tiene una
amabilidad especial con el aprendizaje, la curiosidad de la vida mezclada con
la simpatía es algo que siempre nos conectaría desde aquel día…
El menor, mi superhéroe, pura
inocencia, padeciendo la ausencia de lo más importante en la vida
de todo ser humano, su madre. Con sólo tres años se había despedido de quien lo
trajo al mundo, los días a veces eran difíciles. No me importaba, iba a cambiarlo,
tenía que hacer que sonría, me lo juré a mí misma, de alguna forma lo iba a
lograr, entre mis recuerdos quedó el día que lo conocí con ése cielo gris.
Fanático del desayuno con galletas y ése programa animado, cada capítulo lo
tengo memorizado con horarios y se compraban un lugar en mi calendario. Cuando lo conocí no sabía cómo robarle una sonrisa, empecé a tomar clases, me enseñaba
sus canciones preferidas de su sala, yo las memorizaba... tomaba su mano y
caminábamos después de ponernos el guardapolvo rojo y preparar la mochila qué
era la única testigo de mi voz desafinada, el compañero que me hacía volver a
aquellos días donde los problemas no existían, mi corazón latía a pesar de que mi es sangre es fría y al llegar... él tocaba timbre en su segundo hogar.
Era hora de
abrazarnos, después volvería por él para que me cuente un día más en ése
lugar que hacía que el duelo se transforme en dibujos, plastilina y canciones
sin dolores.
Gracias a la vida que los puso en mi camino, hoy tenemos recuerdos compartidos y hemos aprendido, no fue
tanto el tiempo compartido pero si hay algo de lo que estoy segura es que hice
un curso intensivo de caprichos, autografié cuadernos rojos y les he asaltado muchos abrazos sin horario, siempre recordando a mis
maestros en cada paso, cuando caminaba con alguno de mis tres fantásticos.
Incontables e inolvidables los recuerdos con ellos, los tres han sonreído a mi lado
y han explotado en llanto, con ellos los almuerzos eran especiales, las mañanas inolvidables y en nuestras despedidas se hacían presentes los lagrimales.
-LA GUÍA LLEGÓ, EL
BROMISTA ME ASALTÓ LA SONRISA Y EL SUPERHÉROE TIRÓ LA BOMBA DIRECTO AL CENTRO,
LOS TRES FANTÁSTICOS DETONARON PARTE DEL IGLÚ COMPRANDO UN
LUGAR EN MI HISTORIA, EN MI MEMORIA.